viernes, 5 de abril de 2013

Forget, forgot, forgotten.


Chica, asume que lo de la culpa será siempre una asignatura pendiente. No solo hoy que solo quedan restos, y ni eso; sino también antes, cuándo parecía que podía cuajar algo. Culpable de las lágrimas y sus delirios, de romperlo y volverlo a joder. De cargar con lo que hacía daño pero no con lo que le hacía reír. Reír. Definitivamente es su sonrisa por la que estamos así ahora tronca. De eso si podéis culparme, también de escribir sobre esto una y otra vez. 
Cuándo supe que estaba perdida me volví "la más tonta"; esa que compra caro y vende barato, la de "vamos, no es tan difícil" si lo era, si. La valiente gilipollas. Y era increíble serlo. 
Era un constante "quien me mandaría" cada vez que te veía. Veo, cada vez que te veo. Luego llegó el fin del mundo, antes de lo previsto. Creo que solo fue para mí. Quizá ya me tocaba aprender esa lección, deprisa y corriendo. Como deben aprenderse todas, sin ganas y a patadas. Ahora es como si fuésemos mayores; no de viejos, sino como si nos hubiésemos perdido cosas el uno del otro. 
Ya no sabría decirte si eres el mismo; el mío, el de siempre vaya. Y esque lo siento pero te miro y en cierta forma ya no estas ahí, no de la misma manera. Eso sí, esa puta sonrisa sigue empeñada en hacerme sentir culpable. Que lo de forget, forgot, forgiven me lo se de memoria, pero no veas como jode que la abraces. 
Por ahí me llego, aprendiendo a no tocar madera por eso de hacer las cosas bien por una vez, aunque sea suspirando un par de veces.

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