domingo, 8 de julio de 2012

Y entonces te das cuenta de que nada volverá a ser igual, de que por mucho que intentes forzar la situación no volverás a estar igual de bien que entonces. Te das  cuenta de que esos fueron los mejores tiempos. Es cómo el síndrome del campamento de verano; vas al campamento y lo pasas genial, todo de puta madre. Vuelves y  pasas el resto del año esperando el verano para volver a irte  pero cuándo llega nada es igual, tus colegas han cambiado; están raros, las chicas no son las de entonces , hasta la comida es diferente. Y ahí es cuándo te das cuenta de que esa fue la mejor época de tu vida, de que paso y no puedes hacer nada para que las cosas sean igual de íncreibles.

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