viernes, 7 de septiembre de 2012

Te espero en la puerta, fumando, cómo cuándo tú me venías a buscar.


Va, tú ganas, está claro que tenías ventaja pero me da igual, así que cielo escucha. ¿Te acuerdas el día ese en el que hacía tanto calor? ¿Ese en el que solo llorabas? ¿Recuerdas cuándo te chillé desde la puerta que si te ivas, no quería que volvieras nunca? Vale, pues olvídalo todo. Olvida todas las cosas horribles que te dije. Anda, vuelve, por favor. Puedo ir yo , o , mejor, te espero aquí sentada en la puerta, fumándome un cigarro, cómo cuándo tú me venías a buscar y yo fingía que no me moría de ganas de verte; puedo volver ha hacerlo. Esque te juro que no sé seguir, que ya no es que te necesite, es que entro en casa o salgo y no hay nada que no seas tú, ya solo sonrío por la huella que dejo todo aquello, porque joder, me siento muerta. Vamos, no esque no las haya mejores, pero ¿de veras me has olvidado del todo?. Y por supuesto que ella tendrá millones de cosas que yo no podré darte nunca, pero recuerda que yo era la que cometía las estupideces, la de los pájaros en la cabeza, la que dejaba todo a medias y nunca acababa nada, la que odiaba que fumases, la que te miraba mientras dormías y sonreía mientras te besaba, la de las caricias en la espalda después de hacerlo, ¿sabe ella hacer eso?. Tenía mi encanto ¿no?. O si lo prefieres podemos hablarlo y yo cambiaría, por ti, si eso sirve para que vuelvas; podría hacer que me gustase el fútbol, dejaría de chillarte, incluso. Piensa un poquito en el día en que llovía tanto y prometiste lo del siempre ese o que seríamos el uno la historia del otro. Si te sirve, no he vuelto a estar con nadie y además estoy muerta de miedo, así que espero un poco más ¿vale? no tardes.

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